Entrevista a Marc Labrada, psicólogo deportivo

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Marc Labrada es psicólogo deportivo, pero presentarlo solo así sería quedarnos en la superficie. Marc es también ciclista, melómano, amante de la naturaleza y de las pequeñas grandes cosas que dan sentido al día a día. En esta conversación con Exhilara, exploramos con él los retos mentales del ciclismo amateur, la trampa de la autoexigencia sin autocompasión y cómo cultivar una práctica deportiva verdaderamente saludable. Una charla para pedalear hacia dentro, cuestionar clichés y, sobre todo, volver a disfrutar.


¿Quién eres y cómo te defines?

Soy Marc y soy psicólogo deportivo. Supongo que esta sería quizás la definición más rápida y en la que todos siempre caemos para presentarnos o para validarnos ante los demás: quién soy y a qué me dedico. Más allá de etiquetas LinkedIn, soy una persona sencilla, introvertida (aunque quizás no sea la característica que asociarías a alguien que se dedica a la psicología) y extremadamente apasionada por las pequeñas grandes cosas de la vida: el deporte, la naturaleza, la música y la gastronomía.


¿Eres los watios que das?

Eres lo que haces con los watios que puedes dar. Eres tus virtudes y tus defectos. Aceptar ambos y encontrar el modo de explotar los primeros mientras se mejoran, corrigen o compensan los segundos es lo que realmente determina quién eres. Y esto va más allá de watios, de ciclismo o de cualquier deporte, porque se aplica a otras áreas de tu vida. Eres ciclista, pero también eres padre/madre, hijo/a, trabajador/a, estudiante, apasionado/a de…, miembro/a de... etc. Los watios son una pequeñísima, te diría que casi diminuta, parte de lo que eres. Aunque a veces se nos olvide...

Eres tus virtudes y tus defectos. Aceptar ambos y encontrar el modo de explotar los primeros mientras se mejoran, corrigen o compensan los segundos es lo que realmente determina quién eres


El ciclismo se está convirtiendo en un ámbito muy aspiracional y de status ¿qué factores crees que influyen a esta fiebre de ‘ser más’?

Las redes sociales influyen mucho en esa necesidad de mostrar nuestros logros y nuestras victorias (grandes o pequeñas). A todos nos gusta compartir esos momentos y que los demás los vean para sentirnos aún mejor. Sin embargo, muchas veces las redes suelen obviar todo lo que hay detrás: la inversión y el esfuerzo realizado para conseguirlo, los días malos, los fracasos, etc. Solo muestran una cara de la moneda.

Por otra parte, queremos “ser más” porque la sociedad también nos lo exige. Vivimos en una sociedad que refuerza el éxito por encima del fracaso. Se nos ha enseñado a luchar por nuestros objetivos, a conseguir grandes cosas, a aspirar a algo. Y cuando lo conseguimos, se nos refuerza por ello: con un cumplido, con una medalla, con una aportación económica, con un status, etc. ¿Pero qué hay de todos los fracasos por los que hemos tenido que pasar para llegar hasta allí? Creo que le damos el valor, la connotación y la visibilidad equivocada al fracaso, cuando, en realidad, es una parte inseparable del éxito y del conseguir “ser más”. Es completamente lícito querer “ser más”, pero, a menudo, se nos olvida normalizar y aceptar el fracaso como parte de ello también.

Le damos el valor, la connotación y la visibilidad equivocada al fracaso, cuando, en realidad, es una parte inseparable del éxito y del conseguir “ser más”

¿Cómo crees que influye el ciclismo a nuestra narrativa personal?

Como actividad que disfrutas y te motiva, para la cual tienes unos u otros objetivos, no deja de ser parte de quién eres y de tu narrativa, por supuesto. Pero al igual que cualquier otra actividad o faceta de tu vida. No podemos configurar nuestra narrativa personal en base a una sola. Somos más y más complejos que solo el ciclismo. El ciclismo configura tu narrativa deportiva y, en parte, tu narrativa personal. Pero en esta última existen muchas otras cosas. Si queremos dar pedales durante mucho tiempo y evitar “quemarnos” como suele decirse, es importante alimentar nuestra narrativa y nuestra identidad personal de más de una fuente. Somos ciclistas pero, sobre todo, somos personas humanas.

Si queremos dar pedales durante mucho tiempo y evitar “quemarnos” como suele decirse, es importante alimentar nuestra narrativa y nuestra identidad personal de más de una fuente. Somos ciclistas pero, sobre todo, somos personas humanas.


Muchos ciclistas aficionados se presionan demasiado con los ritmos, los kilómetros o los tiempos en Strava. ¿Cómo evitar que la autoexigencia nos aleje de disfrutar?

Algo que repito mucho en consulta y, que a menudo, nos cuesta mucho entender como deportistas, es que la autoexigencia debe equilibrarse con autocompasión. La autoexigencia nos permite ser ambiciosos y comprometernos con el proceso de luchar por nuestros objetivos. Pero sin autocompasión, sin saber cuándo levantar el pie del acelerador o sin permitirnos fallar o equivocarnos, esta autoexigencia es insostenible. No siempre podemos ir al mismo ritmo, hacer todos los kilómetros que teníamos previstos o estar en la forma en la que esperábamos estar: es lo que hay. El deporte y el ciclismo es así: odia al juego, no al jugador. Independientemente del nivel que tengamos, es imposible que todo nos salga bien siempre (ya sea entrenando, compitiendo, etc.) y no tiene por qué ser culpa nuestra.

Al final del día, los ritmos, los kilómetros, los tiempos, los watios, etc. son solo números, son referencias. Aceptar y permitir que no siempre van a reflejar lo que queremos es importante para que la autoexigencia no nos consuma y nos aleje de disfrutar. Los días malos, en los que no salen las cosas como queremos, también contabilizan en el progreso hacia nuestros objetivos. Cuando logramos entender esto, es cuando más conseguimos disfrutar.

La autoexigencia debe equilibrarse con autocompasión


A veces, tras un periodo sin entrenar, cuesta volver a la rutina. ¿Cómo gestionar esa sensación de “he perdido mi forma” sin frustrarme?

Va un poco en la línea de lo que comentábamos antes respecto a la autoexigencia y la autocompasión. Tras un período sin entrenar, es cuando más autocompasivos debemos ser y, poco a poco, ir incrementando la autoexigencia conforme vamos recuperando la forma. Esto empieza por aceptar nuestro punto de partida y el hecho de que no vamos a recuperar la forma en dos días. A partir de aquí, es importante volver a la rutina sin excesivas expectativas: empezar por simplemente volver a rodar y a disfrutar de lo que nos gusta y, poco a poco, ir planteando pequeños objetivos. Por supuesto, si estamos volviendo a la rutina tras un período de parón, estos objetivos deben ser de proceso, no de resultado: en lugar de “hacer la salida de hoy a una media de 35km/h”, deberíamos plantear algo más parecido a “hacer la salida de hoy según lo que me pida el cuerpo para recuperar sensaciones”. Plantear objetivos como este último facilita la vuelta a la rutina. La autoexigencia de querer volver justo donde lo dejamos, además de ser poco realista, hace que veamos la vuelta a la actividad como algo extremadamente difícil, por lo que se nos hace más difícil pasar a la acción y caigamos en la procrastinación.


¿Qué estrategias mentales pueden ayudar a superar momentos duros durante una salida larga o una subida exigente?

Cuando hablamos de esfuerzos largos, hay dos estrategias que se han comprobado que pueden resultar muy útiles: el autodiálogo y la segmentación de objetivos. Utilizar nuestro diálogo interno para animarnos o bien para orientar nuestra atención a, por ejemplo, simplemente el pedaleo o la respiración, puede ayudarnos a controlar los pensamientos negativos que todos tenemos en un puerto o salida exigente. Por otro lado, dividir mentalmente el puerto o la salida en segmentos y plantear objetivos para cada uno también puede sernos útil para reducir el esfuerzo percibido. Por ejemplo, en un puerto de 15km podríamos plantear algo tipo: “Hasta el km 4, suave. Del 4 al 12, exigente pero controlado. Del 12 hasta arriba, a tope con lo que haya”. O incluso planteando los watios a mover en cada segmento y centrándonos solo en mantenerlos.

Aunque siento decir que estas estrategias no van a evitar que lo pasemos mal en una salida o un puerto exigente, sí que nos pueden ayudar a sobrellevarlo mejor. Al final, como en cualquier deporte de resistencia, es lo más importante: aceptar que van a haber momentos en los que vamos a sufrir o pasarlo mal, pero saber que podemos superarlos y disfrutar de ellos.

Cuando hablamos de esfuerzos largos, hay dos estrategias que se han comprobado que pueden resultar muy útiles: el autodiálogo y la segmentación de objetivos


¿Cómo podemos mantener la motivación cuando entrenamos sin un objetivo concreto, como una competición o un gran reto?

Volviendo a lo básico. ¿Por qué montas en bici? Se supone que la respuesta es porque te gusta. Cuando no tenemos un objetivo a la vista en forma de competición o reto, es cuando más debemos alimentar la motivación cotidiana, la motivación del dia a dia. Disfrutar de cada entrenamiento, de cada salida (individual o grupal), de cada puerto. A falta de grandes metas o retos, es importante que nos planteemos objetivos diarios para cada entrenamiento: ¿qué quiero conseguir hoy? ¿cómo quiero aprovechar este entreno? ¿qué quiero sacar de él? Siempre digo que durante períodos como este es cuando más interesante es tener un diario de entrenamiento en el que ir monitorizando objetivos diarios, cómo nos hemos sentido en cada entrenamiento, qué conclusiones hemos podido sacar, etc. Todo este feedback que nos aporta una herramienta como el diario de entrenamiento nos puede ayudar a mantener la motivación elevada.

¿Cómo puede la terapia ayudar a un ciclista en las diferentes fases de su vida?

Siempre digo que puede ayudar a optimizar dos aspectos: el rendimiento deportivo y el bienestar emocional y personal del ciclista o del deportista. Una no se entiende sin la otra. La terapia, o el trabajo psicológico, puede ayudarnos a desarrollar una serie de herramientas y habilidades psicológicas que nos serán útiles para gestionar diferentes situaciones no sólo del entrenamiento y la competición, sino de nuestra vida más personal o en relación con los demás. Y esto es independiente del nivel o la experiencia del ciclista. Se puede trabajar desde las etapas formativas hasta el alto nivel, pasando por la dedicación más amateur, siempre que entendamos que las necesidades y el enfoque son diferentes en cada caso.


¿Cómo definirías una práctica ciclista mentalmente saludable?

Aquella que realmente disfrutas, sin ser dependiente de la misma. Creo que una práctica saludable es la que te hace feliz y te genera satisfacción, pero sin ser la única capaz de hacerlo. Y, por otro lado, y siento volver a insistir en lo mismo pero es realmente importante... una práctica saludable es también aquella en la que la autoexigencia y la autocompasión se encuentran.

Una práctica saludable es la que te hace feliz y te genera satisfacción, pero sin ser la única capaz de hacerlo [...] y en la que autoexigencia y autocompasión se encuentran



CUESTIONARIO PERSONAL:

  • Película favorita: Difícil quedarme con una, aunque siempre vuelvo a Pulp Fiction o Shutter Island.

  • Libro favorito: Ahora mismo, The Practice of Groundedness de Brad Stulberg.

  • ¿Qué es para ti compartir? El acto más sincero que podemos hacer.

  • ¿Qué es lo que más valoras en una persona? Su autenticidad y su empatía.

  • ¿Tu bici favorita? No sabría decir por qué, pero cuando empezé a montar en bici y a hacer triatlón me enamoré de las bicicletas italianas, recuerdo especialmente la Cipollini Bond y la Pinarello Dogma F10.
















Esta entrevista forma parte de la serie de entervistas Exhilara Bikers, donde descubrimos la cara más genuina de ciclistas vinculados con los valores de aventura, superación, compromiso y sostenibilidad del proyecto Exhilara.

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